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Publicado: 07/21/2023

DOI: https://doi.org/10.58994/adopa.v1i2.8

EDITORIAL

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1.
Herrera Brito LY. EDITORIAL. ADOPA. 2023;1(2):3-4. Disponible en: http://adopa.pediatriadominicana.org/index.php/adopa/article/view/8

Resumen

Al arribar a la segunda edición de este medio y último número bajo nuestra dirección, he de decir que me siento altamente complacida por su exitoso despegue y por su fluida continuidad.

Y es que ya es un hecho incontrovertible que en la Sociedad Dominicana de Pediatría la llama del conocimiento se ha vuelto en poco tiempo como la “Tierra de fuego”, sobrenombre de Azerbaiyán, país situado en la exótica región del Cáucaso, entre Europa y Asia Occidental, donde a causa de un rarísimo fenó- meno, que se da por la acumulación del gas natural, en ciertas regiones, perviven las llamas de un fuego eterno, independientemente de las variables en las condi- ciones climáticas imperantes.

El hambre insaciable del conocimiento científico de los pediatras dominicanos ha encontrado en ADOPA su oportuna despensa: con los anaqueles llenos de las provisiones del saber. Muestra de esto son los ocho rigurosos trabajos que trae la presente entrega y una carta al editor, autoría de reputados y muy prestigiosos colegas que, gracias a su sólida formación y denodado empeño, nos aportan luminosas novedades cuya aplicación en el campo laboral habrá de tener un impacto favorable en la salud y el bienestar de nuestros pacientes.

Haciendo nuestra la frase lapidaria del célebre filósofo y científico greco romano Plutarco de Queronea, quien afirmaba que el conocimiento no es una vasija que se llena, sino un fuego que se enciende, ADOPA surgió para avivar esa llama, y es mi mayor anhelo que ese fuego se propague especialmente entre los jóvenes colegas que serán nuestro relevo, y a quienes gustosa y confiadamente pasaremos la antorcha.

ADOPA nació por y para ustedes, y se la entregamos con la seguridad de que la misma resultará altamente provechosa para el desempeño de sus funciones. Es responsabilidad de cada pediatra mantenerla más interesante y actual, porque como sabemos, una constante de la ciencia y de la vida misma es el hecho de que siempre hay algo preocupante o interesante, bajo un manto de misterio, que aguarda por ser descubierto y desarrollar el conocimiento.

Abstract

Al arribar a la segunda edición de este medio y último número bajo nuestra dirección, he de decir que me siento altamente complacida por su exitoso despegue y por su fluida continuidad.

Y es que ya es un hecho incontrovertible que en la Sociedad Dominicana de Pediatría la llama del conocimiento se ha vuelto en poco tiempo como la “Tierra de fuego”, sobrenombre de Azerbaiyán, país situado en la exótica región del Cáucaso, entre Europa y Asia Occidental, donde a causa de un rarísimo fenó- meno, que se da por la acumulación del gas natural, en ciertas regiones, perviven las llamas de un fuego eterno, independientemente de las variables en las condi- ciones climáticas imperantes.

El hambre insaciable del conocimiento científico de los pediatras dominicanos ha encontrado en ADOPA su oportuna despensa: con los anaqueles llenos de las provisiones del saber. Muestra de esto son los ocho rigurosos trabajos que trae la presente entrega y una carta al editor, autoría de reputados y muy prestigiosos colegas que, gracias a su sólida formación y denodado empeño, nos aportan luminosas novedades cuya aplicación en el campo laboral habrá de tener un impacto favorable en la salud y el bienestar de nuestros pacientes.

Haciendo nuestra la frase lapidaria del célebre filósofo y científico greco romano Plutarco de Queronea, quien afirmaba que el conocimiento no es una vasija que se llena, sino un fuego que se enciende, ADOPA surgió para avivar esa llama, y es mi mayor anhelo que ese fuego se propague especialmente entre los jóvenes colegas que serán nuestro relevo, y a quienes gustosa y confiadamente pasaremos la antorcha.

ADOPA nació por y para ustedes, y se la entregamos con la seguridad de que la misma resultará altamente provechosa para el desempeño de sus funciones. Es responsabilidad de cada pediatra mantenerla más interesante y actual, porque como sabemos, una constante de la ciencia y de la vida misma es el hecho de que siempre hay algo preocupante o interesante, bajo un manto de misterio, que aguarda por ser descubierto y desarrollar el conocimiento.

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